Por diseño, los teléfonos y altavoces inteligentes tienen micrófonos que siempre están encendidos y escuchan las llamadas palabras de activación como «Alexa», «Hey, Siri» u «OK, Google». Solo después de escuchar esa señal se supone que deben comenzar a grabar. Pero sólo «se supone»… y no nos referimos sólo a que se pueda espiar de forma intencionada: varios estudios ya han demostrado que los dispositivos se activan docenas de veces diariamente y comienzan a grabar después de escuchar frases similares a sus palabras de activación, sobretodo a través de la TV, la radio u otras conversaciones.
Cabe mencionar que ha sido demostrado en múltiples ocasiones que estos dispositivos son capaces de escuchar a los usuarios incluso cuando no se les pide realizar una acción explícitamente. Las compañías realizan estas tareas de seguimiento y recolección de información con la excusa de mejorar el aprendizaje automático de estos dispositivos, aseguran especialistas de una empresa de ciberseguridad.
Esta recolección de datos puede ser perjudicial para los profesionales que operan información confidencial de forma rutinaria, como profesores a distancia, médicos, abogados, funcionarios públicos y ejecutivos de empresas privadas.
Especialistas en ciberseguridad afirman que ni siquiera es necesario que el usuario hable en voz alta para desencadenar este escenario, pues un asistente de voz puede ser invocado incluso por el ruido generado por el televisor o la radio. Un experimento llevado a cabo por especialistas de Northeastern University concluyó que un smart speaker empleado en un hogar normal podría ser activado por accidente hasta 20 veces al día.
Por ello, Heather Zheng y Ben Zhao, profesores de informática en la Universidad de Chicago, junto con el profesor asistente Pedro Lopes han diseñado un «brazalete de silencio» o jammer que bloquea Amazon Echo o cualquier otro micrófono cercano que pueda escuchar las conversaciones del usuario.
El brazalete tiene 24 altavoces que emiten señales ultrasónicas cuando el usuario lo enciende. El sonido es imperceptible para la mayoría de los oídos, con la posible excepción de los más jóvenes y los perros, pero los micrófonos cercanos detectarán el sonido de alta frecuencia en lugar de otros ruidos.
«Es muy fácil grabar en estos días», dijo Lopes. “Esta es una defensa útil. Cuando tenga algo privado que decir, puede activarlo en tiempo real. Cuando reproduzcan la grabación, el sonido desaparecerá».
Durante la PoC, podemos observar como al encender el brazalete se genera un ruido blanco estático que enmascara las conversaciones:
Por el momento, el brazalete es solo un prototipo. Los investigadores dicen que podrían fabricarlo por tan solo $20 y un puñado de inversores ya han preguntado sobre su comercialización.
Cifras reportadas por el Instituto Internacional de Seguridad Cibernética (IICS) aseguran que alrededor de 60 millones de estadounidenses cuentan con al menos un smart speaker en sus hogares. Además, el uso de estos dispositivos se ha vuelto algo increíblemente común, lo que incrementa el alcance de esta actividad de recolección de datos a niveles inusitados. Los usuarios deben ser conscientes de que los empleados de estas compañías escuchan activamente algunas muestras de sus interacciones con estos dispositivos, por lo que no está de más considerar si realmente vale la pena emplear estos equipos de forma rutinaria.